martes, 7 de agosto de 2007

El Laberinto

Sobre el concepto del laberinto

El punto de partida de la instalación “El laberinto”, es su calidad de ser un icono y metáfora de la vida, su entrelazo de pensamientos, recuerdos y emociones, y las emergentes preguntas existenciales.

“... la idea realmente me vino antes, en otro contexto. Hace un año y medio tengo un nuevo taller en Málaga, ubicado en el centro del casco antiguo, cuarto piso, y desde la ventana veo al mismo nivel los tejados del barrio y abajo una plazoleta. La placita es el centro de un sin fin de calles, callejones y pasajes propios de la ciudad vieja. La plaza es pequeña, perfectamente cuadrada, encantadora por sus edificios que la rodean, pero el pavimento de la plaza es aburrido, y sin ningún punto de referencia, como una fuente o una escultura, o lo que sea. De repente me ocurrió la idea de transformar la plaza en un laberinto, como si el gran laberinto de la ciudad se repitiera en su propio corazón, declarando esta pequeña plaza el corazón de la ciudad, y en el centro de este laberinto, pensaba otro laberinto, levemente bajo nivel como una fuente, y en el centro de esta fuente otro laberinto, etc
Este concepto me fascinaba, y de pronto vi laberintos en todas partes. ... El laberinto es un organismo, la red viaria es un laberinto, la ciudad, el barrio, la oficina, la casa, el dormitorio, la computadora, el cerebro...”

El cerebro como laberinto no solamente muestra una semejanza visual, también su funcionamiento es comparable. Y por eso me ocurrió diseñar un laberinto en forma de una estilización abstracta del corte transversal del cerebro.

El año pasado he realizado un laberinto, en forma de jardín, para la Fundación Alzheimer en León, Guanajuato, México, porque este concepto del laberinto cerebral me parecía lo mas acertado para la institución, los pacientes, y los familiares.
Padecer el síndrome de Alzheimer se pueda interpretar como perderse desesperadamente en los senderos del pasado y la actualidad. No es que se pierdan los recuerdos, o que se pierda el razonamiento, ni los afectos, nunca se pierda nada, en analogía con la ley de energía. ¿Pera donde están los datos? Y ¿cómo los alcanzas?, este es la cuestión, como ocurre a cualquiera que maneja un ordenador: a veces no recordamos en que carpeta hemos guardado una cierta imagen o algún texto... Cuesta encontrar y reencontrar el camino... Eso es ‘perderse’. El laberinto simboliza eso, ‘perderse’, con sus paradójicas anotaciones de miedo y placer. Es difícil distinguir entre el perderse como restricción o perderse como una liberación. No saber por donde ir angustia o alivia según su momento y su contexto.

La mayoría de los laberintos consisten de secuencias de cada vez dos opciones: izquierda - derecha, o en forma digitalizada nulo o uno. La complejidad se consigue en añadir mas anillos al sistema, así se multiplican las opciones según logaritmos En la instalación, según su concepto minimalista, bastan solo unas tantas vueltas, en forma elíptico espiral, que combina el movimiento según la gravedad y el carácter de crecimiento y transformación, para simbolizar la función del cerebro.

Contrario a este laberinto de mas opciones los hay de una sola vía, como los de Chartre, o en Sens, en Francia o en Ravena en Italia. Un solo camino que siempre gira hacia el interior, sin trampas, sin riesgo de perderse. Es solamente el esfuerzo que cuenta, y la duración del viaje, que aspira la purificación, la contemplación, la meditación.
Un laberinto es un espacio de cruces de caminos, o una sola vía, en forma espiral, siempre retrasando la llegada de caminante al objetivo: el centro. El carácter de retrasar y dificultar el camino tiene fondos religiosos, místicos y meditativos: en este sentido de que la iluminación es fruto de esfuerzo, sufrimiento, y el tiempo. También indica que la vida , simbolizada por el laberinto, ha sido diseñada por un ser divino, superior, que supervisa su dibujo, mientras que el humilde ser humano no pueda ver mas que los bordes del sendero, hasta el objetivo, pero le es imposible tomar la distancia para ver la totalidad del diseño, del “plan”, y por eso sigue equivocándose.

El laberinto pueda ser circular, elíptico o rectangular, pero su movimiento gira siempre hacia el centro con carácter espiral y hermético. Puedan crecer infinitamente, aunque siguen siendo mundos en si, mundo aislado dentro de otro espacio, dentro otro laberinto. Como los átomos son un universo en miniatura, repitiéndose hasta formar el laberinto universal.
El espiral hacia el centro, o el viaje hacia la purificación, al alma del ser, es largo. El viaje simboliza también los peligros de cruzar las fronteras del otro mundo, la muerte. Son solo algunos a los que han sido revelados la luz del centro y sus misterios, los otros tiene que volver al principio, la reencarnación, a empezar de nuevo su búsqueda. El reto es buscar el centro y ver la luz.
El laberinto es fruto de nuestro miedo al caos, y nuestro deseo de ver ordenado el mundo, aunque sea fuera de nuestro alcance su entendimiento. Basta saber que haya un orden, que haya un sentido.
Entrar el laberinto es el deseo de la bendición, el camino hacia la sabiduría, Ariadna es la fe, el minotauro el alma del ser humano. Es un viaje interior, la vida es el viaje. Sentimos este urge de construir un espacio sagrado, y defenderlo contra intrusos. Pos eso construimos laberintos alrededor de nuestra alma, para engañar a todo espíritu malvado para que no corrompa el ser más profundo.


El laberinto del cerebro es el de las opciones múltiples, es trafico, es como un nudo de autopistas, desembocando en carreteras provinciales, caminos y senderos rurales, dando acceso a pueblos, y ciudades y metrópolis, laberintos dentro laberintos. Es que en el centro de cada laberinto encuentras el siguiente. O, vise versa: al salir de uno, te encuentras en el centro de un laberinto que abraza lo que has dejado atrás...

Quería integrar los símbolos de la infinidad, la continuidad, los ciclos de nacer y morir, el hecho de que en cada organismo existe el germen para nuevos organismos se repite, se modifica, sigue siendo parte del mismo sistema, como los muñequitos rusos.

En el concepto del laberinto en el patio verde de la Institución Alzheimer en México he plantado en el centro, en el cruce de los ejes del laberinto, un nogal para simbolizar esta idea de continuidad. Y esperar pacientemente hasta que el nogal crezca, y de luz a sus frutos, hasta que caigan las nueces sobre las césped del laberinto, abriéndose, enseñando su interior; pequeños cerebros laberínticos y cada uno capaz de crear una infinidad de otros laberintos...

Crear “un jardín de las nueces”, cáscara y semilla… citando una reseña de Juan Carlos Abreu:
“El universo: cáscara y semilla.
Cuando el Rey Salomón «penetró en las profundidades del jardín de las nueces», como está escrito, «descendí al jardín de las nueces» [Cant. 6: II], tomó una cáscara de nuez y, al estudiarla, vio una analogía entre sus capas y los espíritus que motivan los deseos sensuales de los humanos, como está escrito, «y los placeres de los hijos de los hombres [son de] demonios machos y hembras / Ecles. 2:8.
El Ser Supremo, bendito sea, consideró necesario poner en el mundo todas estas cosas para asegurar la permanencia y la posesión, por así decirlo, de un cerebro rodeado de numerosas membranas. El mundo entero, superior e inferior, está organizado de acuerdo con este principio, desde el centro místico primigenio hasta la más exterior de todas las capas. Todas son una para la otra, cerebro dentro de cerebro, espíritu en espíritu, cáscara dentro de cáscara.El centro primigenio es la luz más interior, de una transparencia, sutileza y pureza más allá de cualquier comprensión. Ese punto interior en expansión se convierte en un «palacio» con salas que delimitan el centro y es tan radiante que su luz va más allá del poder del conocimiento….
De igual modo, el proceso continúa abajo y una vez establecido, el hombre en el mundo combina cerebro y membrana, espíritu y cuerpo, todo en pro del mas perfecto ordenamiento del mundo. Cuando la luna y el sol estuvieron en conjunción, ella era luminosa, pero cuando ella se separó del sol y gobernó sus propias legiones, su estado y su luz se redujeron, y se hizo capa tras capa para investir al cerebro, y todo fue por su bien...”

Es que cuando naces como una nuez, y te despides de la cáscara, que se vaya vagando en aguas turbias como un velero miniatura, no te queda otro remedio que recorrer los senderos tallados en tu ser...
Recorrer el camino es el reto (encontrar la luz del centro, la bendición). Cada cruce nos deja dos opciones, cada opción implica otras… imposible de ver la totalidad, solamente se pueda juzgar las consecuencias de cada decisión subiendo a la cima del nogal, pero por las leyes de la gravedad, les cuesta a las nueces caer para arriba...”

El “Laberinto transparente”, realizado unos meses después en Mijas, Málaga, se describió como: “...es la paradoja de la claridad aparente del camino y la oscuridad del sentido... La transparencia es el deseo de esclarecer el orden hermético y oscuro del sistema, pero ciego o vidente, metido dentro no se desvelan jamás los secretos.
¡Imagínate! si pudieras salir y ponerte en el lugar del creador...”

Epilogo:
Ni el texto anterior, basada en la conferencia en León, ni el video que acompaña la instalación, es una explicación del fenómeno del laberinto en el sentido analítico o matemático. Son solo los pensamientos asociativos sobre los símbolos involucrados. El video es uno de los componentes de que consiste la instalación, y relaciona el tríptico cerebro, laberinto y vida en una forma narrativa visual intuitiva, y por supuesto en forma de un perpetuo moblé, en lo cual el fin y el principio se unen.

“El laberinto”, una conferencia de Ernst Kraft
Jueves 12 de octubre, 2006
Escuela de artes plásticas "Antonio Segoviano", León, Guanajuato, México.

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